“Esa
misma noche nació un bosque en la habitación de Max.
Y creció y creció hasta que había lianas en el techo
y las paredes se convirtieron en el mundo entero”
Where the wild things areY creció y creció hasta que había lianas en el techo
y las paredes se convirtieron en el mundo entero”
de Maurice Sendak (10 de junio de 1928 - 8 de mayo de 2012)
Tengo un amigo, ilustrador a veces y
percusionista todo el tiempo, toca el cajón flamenco con mucho arte y
dedicación. En alguna conversación me contó sus travesuras de pequeño, sin duda
era una buena pieza; “me pasé media
infancia castigado en mi habitación –me dijo- ¿cómo crees que aprendí a dibujar
y a tocar la batería?”.
Me pareció un buen resumen para explicar cómo el arte funciona como vía de escape,
como un modo de canalizar la rabia y una vez calmado el enfado combatir el
aburrimiento. La música amansa las fieras, se suele decir, pues mucho más si
unx participa, digo yo.
No sé si imaginarnos en
situaciones fantásticas es algo innato, tengo mis dudas, lo que sí creo
es que la fantasía, como el intelecto, es un músculo que hay que entrenar y con
esto no estoy queriendo decir que castiguemos a los niñxs a dibujar, ¡por
favor, no me malentiendan!, sólo intentó explicar que la fantasía funciona en
todxs nosotrxs como elemento liberador y que es importante ejercitarla para
imaginar mejor.
(Post de María Maraña)